La biomecánica de la respiración tiene que ver con los músculos y estructuras que hacen posibles los movimientos que se producen en tu cuerpo para que puedas exhalar e inhalar. El movimiento del aire dentro y fuera de las vías respiratorias se logra mediante cambios cíclicos en el volumen de los pulmones. Los músculos respiratorios tienen la función mecánica de expandir o contraer la caja torácica para favorecer la entrada y salida del aire. Es un acto reflejo coordinado por el sistema nervioso autónomo.
Uno de los aspectos que determina si tienes una respiración saludable (funcional) o no, es el tipo de músculos que activas de forma inconsciente o habitual en tu día a día. O respiras con los músculos principales de la respiración, un movimiento coordinado del diafragma, los músculos abdominales y los músculos de la caja torácica, los intercostales, que son los que usamos de forma innata o natural cuando somos bebés, lo que permite una respiración eficiente, más pausada, realmente profunda, calmante y saludable…
O estás activando los músculos auxiliares de la respiración, el romboide, el esternocleidomastoideo y el escaleno – por nombrar algunos – que hacen que tengas una respiración superficial y más rápida, con la parte alta del pecho, que es el tipo de respiración que se activa en situaciones de demanda o de peligro o amenaza y que cuando se establece de forma permanente debido a una activación continuada e inconsciente de los mecanismos de supervivencia, produce uno de los rasgos más acentuados de una respiración disfuncional.
Esta disfunción aparece cuando el diafragma, que es uno de los músculos más grandes del cuerpo y el principal músculo de la respiración, se bloquea o pierde su funcionalidad y empiezas a usar de forma permanente los músculos auxiliares para respirar, que como dijimos antes, se activan solo en caso de amenaza o demanda física. Esto sucede a causa de malos hábitos posturales que has adquirido a muy temprana edad, o por factores emocionales o sucesos traumáticos a lo largo de tu vida.
Esto produce, sin que te des cuenta, una respiración poco eficiente y superficial, aumentando tu frecuencia respiratoria, o sea, acelerando innecesariamente tu respiración.
Y como respiras un promedio de 23 mil a 30 mil veces por día, esto termina causando una serie de síntomas y problemas como:
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- Deficiente oxigenación
- Hiperventilación
- Tensiones crónicas en la musculatura del cuello
- Dolores de cabeza
- Problemas digestivos
- Drenaje linfático ineficiente
- Problemas circulatorios y de presión arterial
- Dolores lumbares
- Sobrecarga del sistema nervioso simpático
- falta de calma
- Tendencia a la ansiedad
- Propensión a los desequilibrios emocionales
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MÚSCULOS RESPIRATORIOS
MÚSCULOS RESPIRATORIOS
Diafragma: es el principal músculo respiratorio. Tiene forma de paraguas y se encuentra en la base de la caja torácica y la separa del abdomen. A medida que el diafragma y la pared torácica se mueven, la presión dentro del tórax varía, lo que provoca la inhalación y exhalación de aire. Idealmente, cuando respiras, deberías activar el diafragma para que el aire ingrese profundamente en tus pulmones. ¡Pero ten cuidado!… Respirar profundo no tiene nada que ver con inhalar mucho aire.
Diafragma: es el principal músculo respiratorio. Tiene forma de paraguas y se encuentra en la base de la caja torácica y la separa del abdomen. A medida que el diafragma y la pared torácica se mueven, la presión dentro del tórax varía, lo que provoca la inhalación y exhalación de aire. Idealmente, cuando respiras, deberías activar el diafragma para que el aire ingrese profundamente en tus pulmones. ¡Pero ten cuidado!… Respirar profundo no tiene nada que ver con inhalar mucho aire.
Por eso el diafragma juega un papel tan importante pues al contraerse, permite la entrada de aire a los pulmones, sobre todo a las partes más grandes de estos, situadas en la parte de abajo, que es donde más sangre circula. Lo que garantiza una “respiración profunda” no es la cantidad de aire, es que el aire llegue hasta allí, hasta el fondo, a la zona más “profunda” de tus pulmones.
Respirar desde el diafragma logra varias cosas importantes:
- Produce una respiración más lenta,
- Calma la mente y las emociones.
- Mejora el intercambio de gases
- Es una pieza clave en el movimiento funcional
- Genera presión intra-abdominal (PIA) proporcionando un mejor control de la postura y una mayor estabilidad de la columna.
Músculos Intercostales: se encuentran entre las costillas. Los externos participan en la inspiración, y los internos en la espiración, es decir, en la salida del aire. Se encargan de ampliar o contraer el espacio entre las costillas.
Músculos Abdominales: tanto los oblicuos, como el transverso y el recto. Crean una trama en la zona del abdomen, ayudando en la espiración, sobre todo cuando es activa o forzada. Trabajan coordinadamente con el diafragma.
Músculos auxiliares: hay un grupo de músculos, los escalenos, pectorales y trapecios, que ayudan en la expansión de la caja torácica y actúan como accesorios o auxiliares en situaciones específicas. Se llaman auxiliares porque entran en acción solo en situaciones de mucha demanda o esfuerzo físico, cuando el cuerpo necesita más aire, o cuando se activa el sistema de alarma del cuerpo y bloquea la pared abdominal para proteger los órganos internos en situaciones de amenaza o de peligro.
Cuando respiramos, el pecho y el abdomen se mueven. Pero el tórax es una estructura rígida formada por huesos, por lo que sus movimientos consumen más energía ya que son más complejos y deben comprender el correcto funcionamiento de un gran número de articulaciones. En cambio, el abdomen está formado por estructuras blandas. Es una de las razones por la que respirar usando el diafrágma y los músculos abdominales es biomecánicamente mucho más eficiente.
Además debes tener en cuenta que los músculos de la respiración hacen un trabajo incesante a todo lo largo de tu vida y para realizarlo consumen aproximadamente un 15% de tu energía vital. Por eso, optimizar la parte biomecánica respiratoria, hace que tu respiración sea más eficiente, y evita un gasto energético innecesario.
Entrena tu respiración, optimiza tu vida.